La melancolía y el desánimo se abrazan al sentimentalismo y una explosión de colores nos divierte el alma. Las hormonas juegan, y se ríen de los sentimientos, nos abrazamos a una cama vacía donde los recuerdos se disfrazan de caricias... ¿Podemos convivir con la sensibilidad a flor de piel? ¿Cómo borrar esos besos que no has dado? ¿Engordan los besos dulces?.
Cuando se ama de corazón, no hay razones, aflora la dulzura haciéndole un guiño a la ternura, se mezclan deseo y pasión. Cuando se hacen las cosas poniendo en ello todo tu corazón sentimos paz en el alma, mas si el destino nos depara con la ausencia de poder compartir y revelar esa pasión y ese deseo, la soledad nos puede hacer caer en un llanto doloroso, enredarnos en una pena de la que también se debe disfrutar y nacerá la comprensión, crecerá nuestro amor propio , se nos engrandecerá el corazón y aprenderemos que no se debe seguir deshojando la margarita pues nuestra vida es única y mezclando esa melancolía sentida con la alegría vivida y exprimirlo, queda nuestro corazón y aunque dolorido sigue vivo, seguirá latiendo seguiremos disfrutando y sobreviviendo a una primavera más junto a aquellas personas que siguen formando parte de nuestro ayer, con aquellos que nos hechizan, y para siempre con las personas a las que estimamos, queremos y amamos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario