martes, 28 de julio de 2009

Felices Vacaciones

La dieta diurética

Cuando toda tu familia jura y perjura que estás estupenda y que tienes un brillo en el cutis maravilloso -que lustre tiene en la cara-, ya puedes empezar a temblar… busca un espejo y desengáñate por ti misma!

Esto mismo me ha pasado en mi propio cuerpo, así que decidí empezar una dieta diurética, y esto es lo que sucedió:

Me abro mi latita de espárragos (del lote de navidad, por supuesto) y para acompañar una cervecita, los dos productos diuréticos.
Puaj! Qué malos están los espárragos solos, así que les puse un poquito (Una miaja de ná) de mayonesa (producto no diurético). Acabo mi platito y me abro una latita de piña (también del lote, of course!) y como estaba muy sosa le puse unas gotitas de licor en el almíbar, en estas que me estoy leyendo la etiqueta de la lata y veo la cantidad de calorías que tiene, Diosss!!!, debe ser el almíbar, pensé yo, así que lo dejé a un lado y me abrí otra cervecita.
Total que entre el pedo que estaba pillando y el hambre que tenía, mandé la dieta diurética a tomar viento y me cojí un trozo de chorizo y otro de morcilla (todo del pueblo del opá, todo natural… con poquita grasilla y poquillo colesterol claro!) me hice un bocata, me acabé la cerveza y me desperté en el sofá con una tortícolis tremenda.
Moraleja: La dieta a la larga sale más caro, aunque se duerme uno en un pincho!

Que tengáis muy buenas vacaciones!!!.
Besitos y Lametones.